Mujeres, parejas y otras formas del ser

 Las mujeres (y hombres) no necesitamos ser iguales, y es que no sentimos igual y no tenemos las mismas historias, parecidas, pero no iguales. 

Existen hombres que acompañan este proceso, de crecer, de sostener y hasta dejarse acariciar y llevar a ese proceso de crecimiento, habemos otras mujeres que no siempre estamos con esa compañía, que lo hacemos con otro acompañamiento, amigas, hermanas de camino y de vida que sostienen de manera amorosa y sana, y sanamos juntas. 


Las mujeres no necesitamos ser iguales, ni parecernos unas con otras, pero sí podemos apoyarnos la una a la otra, para hacerle frente a ese impuesto social que nos han dado en la sociedad: “entre mujeres no pueden ser amigas, o son malas entre ellas”. Esto es una gran mentira que nos han hecho creer, y la hemos creído, por años vivimos enojadas y hasta en contra de otras mujeres, comparándonos, compitiendo, hiriéndose como si el objetivo hubiera sido acabar una con la otra. Nada más lejano de la realidad. 


En mi caso, debo decir que siempre estuve más rodeada de hombres, crecí con ellos y entre ellos, por tanto activé más mi energía masculina, ¿cómo podría ser si ese fue mi modelo de crianza? bueno, así también sentía que no podía amigarme con otras mujeres sino solo con alguna en específico y aún así sentía celos y hasta competencia con las pocas que podría relacionarme. Con el tiempo, he ido cambiando esa sensación y descubriendo que todo eso es una mentira. 


Actualmente, mis círculos son más con mujeres, encuentros de diferente índole donde sanamos juntas, y por eso se siente tán cálido, la energía femenina es tan fuerte y poderosa, capaz de transformar las heridas del pasado en jardines florecientes de sabiduría, capaces de germinar, crecer, florecer y morir para volver a reinventarse, como la tierra misma, con esa capacidad enorme de vivir donde sea que hayamos llegado. 


Así he dejado de compararme con otras, al contrario, las miro y aprendo, las miro y las acojo, las miro y las admiro más por llegar a ser lo que son. 

He dejado de querer llegar a ser como otras, ¿cómo podría ser otra si no sé su historia y cómo llegó hasta ahí? por eso miro y honro mi propia historia porque me ha permitido aprender del pasado, sanarlo para vivir a plenitud y con goce este presente, el futuro aún no existe, pero puedo asegurar que llegaré más sana. 

He dejado de juzgarme por lo que fui o no fui, tuve bastante con con las otras voces que me decían lo que debo o no hacer y a diario puedo tener quienes me señalan y me digan por dónde caminar, pero he decidido escucharme a mí misma, mi propia voz e intuición eligiendo qué es lo mejor para mí, y aún cuando pueda errar, volveré a empezar sin culpas ni reproches. 


He dejado todo eso atrás para poder relacionarme mejor conmigo misma, con las otras que, cuando nos juntamos descubrimos que teníamos esas mismas conductas y desde ahí nos reconocemos para soltar esas armaduras y llegar con una nueva piel más fresca y renovada, con un pensamiento y sensaciones diferentes para salir al mundo real, ese cargado de cuestionamientos y señalamientos, ese mundo donde abunda muchas veces la maleza de la envidia, y cuando salimos, lo hacemos fortalecidas, llenas de una energía capaz de transformar el mundo, porque lo podemos hacer, de forma amorosa y sensible. Celebro estos encuentros como celebro la vida y la capacidad de transformarme cada día a ser lo que deseo, a darle espacio a lo bueno que tiene la vida, a gozar mi placer sin culpa y sin reproches. 


Con todo esto a cuestas en mi vida, a veces me preguntan cosas como por qué no tengo pareja, o por qué estoy “sola”. Por un tiempo no supe muy bien qué responder a estos cuestionamientos, ni siquiera para mi misma, sin embargo, después de algunas experiencias y un corazón roto por varias ocasiones, tengo una respuesta apegada a la coherencia con la que vivo actualmente.


Si tomara a alguien como pareja sería alguien que quiera estar conmigo, y no me refiero al sexo o a lo físico, sino que realmente desee tomarme de la mano y caminar juntos en la vida, alguien que me elija día a día, no con una promesa o juramento de un amor eterno (nada lo es, solo Dios y el universo que son infinitos), con una profunda sensibilidad por lo que ve en mí y no solo lo que ve con ropa, sino lo que guardo en mi corazón, que alcance a ver y contemplar lo que soy y he logrado, que mire mi historia, la respete y quiera escribir una página en este momento de mi historia, que no pretenda juzgarme por lo que soy o lo fui, un hombre que esté dispuesto a abrirse y ser vulnerable a amarme, confiando que no le haré daño, como yo confiaría en él, un hombre que esté dispuesto a caminar juntos de la mano aún cuando las cosas no sean tan buenas y cuente conmigo para resolverlos juntos, un hombre que honre su propia historia y sea capaz de amar nuevamente, de empezar a construir en medio de la incertidumbre del futuro, pero con la certeza del presente y que me cuente en sus planes. Un hombre coherente con lo que dice, hace, piensa y siente, un hombre que se construya día a día y me permita estar junto a él, no para sanarlo, sino para acompañarlo, en silencio, con amor, y respeto. 

Eso responde a la pregunta tan trillada de: “eres bonita, hermosa, inteligente, pero sin novio”. Sí, sé que lo soy, y más. 


No estoy sola, vivo sola, sí, pero no estoy sola, tengo un círculo de personas que me sostienen, me aman, me quieren, me cuidan, me entregan tanto de sí mismos que no puedo considerar que estoy sola, pero sí se refieren a que estoy sola sin pareja, bueno, eso es distinto, ya respondí esa pregunta en el párrafo anterior. 


Vivir como he deseado, como he pensado y sentido que es mejor para mí ha tenido muchas satisfacciones personales, con un desafío enorme y la responsabilidad de mí misma de ser coherente con lo que voy pregonando, también ha sido un costo alto por lo que decido cada día, pero quiero siempre y trato de ser coherente, sin apegos al pasado, o a los juzgamientos internos que sin duda aparecen, pero cada vez menos. 


Así que si llegaron hasta aquí mujeres, solo deseo para ustedes que puedan encontrar-se una tribu igual de amorosa y sostenedora para sanar, aprender y vivir, y hombres, si le gusto yo, bacán, pero si tienen pareja, véanlas así como me ven, porque ellas también pueden ser esto y muchísimo más, descúbrelas, indague, motíveles, no las reprima, ni las compare, cuide a esa mujer que tiene a su lado, porque no sabe lo que realmente tiene, ni siquiera ella puede saber lo maravillosa y grandiosa que es, tal vez porque su compañero como usted, no le ayuda en ese crecimiento, pero si no tiene pareja y le parezco linda, pues atrévase a ver más allá de la lindura, la belleza de la piel, hacer eso da miedo (eso me han dicho), entonces si le causo ese efecto, por favor, siga su camino, no tiene nada qué hacer aquí, ni yo tengo nada que ofrecerle. 

Gracias por su lectura, y sus comentarios si les place y consideran que pueden aportar y construir. 


Un beso y abrazo, a todxs.




Pd.- Estas son las mujeres valientes, guerreras, sensibles, amorosas, cálidas y más, que me han sostenido en todo momento, en mi adversidad, pero también han celebrado conmigo los triunfos, logros y crecimiento personal, las amo con mi corazón, hermanas mías. Nunca dejen de sonreír. Karlita, Yani, Vane, Adri, Carito.

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